Tú eres una princesa,
Y yo un mal poeta.
Yo escribo con torpeza,
Mientras, tú, con delicadeza.
Tus prosas son elegantes;
Mientras, mis versos,
Dictan de ser sonantes,
Mas que algunos dispersos.
Tu letra es sutil,
Y la mía tosca.
Tú risa juvenil,
Y mi voz ronca.
Tú, simpática, dulce y amable.
Yo, molesto, áspero y grosero.
Tú eres entrañable,
Yo, displicente.
Aún sigo sin entender,
Porque siendo opuestos;
Mi corazón no deje de creer,
Que es vuestro.
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